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Pero, como
dice la frase “lo que resistes, persiste”. Si uno niega el error, de alguna
forma se resiste a él. No quiere verlo. No lo acepta. Y lo que sucede entonces
es que lejos de solucionar el problema, éste se agranda. ¿Por qué hacemos eso? Quién
sabe. Cada uno tendrá sus razones: por miedo, por orgullo, por guardar las
apariencias, porque de alguna u otra forma no nos permitimos fracasar.
Pero no
todo es tan terrible cuando uno yerra. Equivocarse tiene sus beneficios, por
eso, es un error ver el error sólo como un error. Si logramos entender nuestras
equivocaciones como una instancia de aprendizaje, de pronto, éstas pueden adquirir
todo un nuevo significado y transformarse de un humillante paso en falso en una
grandiosa oportunidad. Porque si en vez de ver el error como el resultado final,
lo tomamos como una herramienta dentro de un proceso, descubriremos que errar
tiene sus beneficios. Porque los errores nos obligan a reevaluarnos, a revisar
nuestras estrategias, nos enseñan cómo no tenemos que hacer lo que íbamos a
hacer y nos permiten abrirnos a otras opciones. A partir de un error podemos
incluso volver a empezar, a reconstruirnos, a hacer borrón y cuenta nueva.
Bien lo
saben todos los que han cosechado logros en su vida, que en el camino hacia
éxito hay muchos aciertos, pero también está lleno de desafíos,
dificultades y equivocaciones. Alguien
dijo por ahí “cuando nos damos permiso para fallar, al mismo tiempo nos estamos
dando permiso para superarnos”. El error es sólo eso: un error. Soy yo el que
lo lleno de significados que van mucho más allá, que lo agrandan y que muchas
veces lo llenan innecesariamente de dramatismo: “no soy capaz de hacer nada
bien”, “siempre me equivoco”, “nunca podré conseguirlo”.
Equivocarse
es una parte ineludible del aprendizaje. No lo digo yo, lo dicen varios: “No
hay nada que enseñe más que equivocarse”. Es lo que nos hace fuertes, lo que
nos da experiencia, lo que nos va templando y lo que nos da la oportunidad de
aprender a ser un poco más comprensivos con nosotros mismos y muchísimo más
compasivos con los demás.