Ilustración: Paulina Gaete.
Quiero brindarle un tributo a todo lo que pudo haber sido y no
fue:
Por todas las semillas que se plantaron y no germinaron. Por
todos los sueños que nunca se realizaron. Por las alegrías que no gocé, por los
llantos que no lloré, por las risas que jamás se escucharon, por las palabras que
pude haber dicho pero que jamás articulé. Por todas esas ideas que sólo fueron
eso y luego se desvanecieron en el aire. Por todos esos caminos por los que no
anduve… por los trenes a los que no me
subí… por las estaciones en las que no me bajé.
¿Qué habrá sido de la concertista que no logró ser más que
una niña a la que le gustaba tocar el piano…? ¿Y de la actriz que nunca pudo ser
actriz? ¿Dónde habrá quedado esa vedette llena
de plumas a la que nunca le creció el busto? ¿Dónde se habrá escondido la cantante que le tenía tanto miedo a cantar?
¿En qué lugar estará ahora esa joven de piernas largas que nunca supo que las
tenía tan largas? ¿Y la oveja negra que prefirió ser blanca?
¿Cuándo se truncaron todos esos senderos? ¿En qué momento se
perdieron esas historias?
Todas ellas se convirtieron en la opción no escogida, en la
alternativa ignorada, en la vida que no viví. ¿Dónde estarán ahora? ¿Hacia qué
lejanas tierras se habrán ido? ¿Estarán varadas en alguna playa del olvido? ¿O
habrán seguido su viaje en busca de alguien que las pudiera elegir? En algún momento todas ellas vivieron en mí,
latiendo ansiosas y esperanzadas en mi corazón.
Y en la medida en que fui avanzando se me hizo imposible seguir albergándolas…
porque uno escoge y lo que no es escogido inevitablemente debe desaparecer.
Por eso hoy le rindo
un homenaje a todas esas opciones que no marqué con una “X”. Le rindo un
homenaje con toda mi alma y con toda mi paz. Porque gracias a todo lo que pudo
haber sido y no fue… hoy yo soy todo lo
que he sido y lo que sí logré.
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