miércoles, 4 de junio de 2014

Héroes (y heroínas)


A propósito del 21 de mayo, de Arturo Prat y del Combate Naval de Iquique, hay una palabra que entre tanta conmemoración y discurso se me ha quedado dando vueltas en la cabeza: 'héroe'. Y entonces he pensado que esta es una hermosa palabra, llena de potencia, de fuerza, de orgullo, de vitalidad. Ser héroe o heroína es una cualidad que erróneamente reservamos para catalogar a los protagonistas de los magnos acontecimientos, de las grandes contiendas, de las acciones emblemáticas, olvidándonos que los actos más heroicos son quizá los más silenciosos, los más anónimos y los más íntimos.

Todos a nivel personal estamos rodeados de héroes. Yo conozco a varios: hay una que canta mientras cocina; otra que cose bien bonito; otro que lee mucho y que tiene respuesta para todo. Por ahí hay una que plancha camisas de forma impecable, como ninguna; otro que tiene dedos verdes; otro que es bueno para los negocios; otro que corre ultramaratones; otro que es seco para las matemáticas; otra que no le tiene miedo al ridículo; una que hace mosaicos; otro que estudia inglés como condenado y otra que sonríe siempre aunque esconde una gran pena en el corazón.
 
Quizá sería bueno empezar a reconocer también a todos esos héroes y heroínas a los que no les hacen estatuas, ni les pintan cuadros, ni salen en los billetes, pero que son héroes igual porque tienen que ver con las pequeñas batallas del día a día, con esas cruzadas que se dan en lo cotidiano, con aquellos logros aparentemente minúsculos, pero que al mirarlos en perspectiva, se convierten en las grandes hazañas que van construyendo vidas y forjando destinos.
 
Mis héroes personales son todos aquellos me han enseñado lo que yo no sabía, los que me han hecho ser mejor persona y que me han mostrado el camino. Son los que se sobreponen a la adversidad, los que dan la pelea, los que miran a los ojos, los que se levantan aunque ya no den más. Para mí un héroe (o heroína) es el que enseña a sus hijos que la mayor virtud es la alegría, que el peor pecado es la amargura, que el mejor consejero es la mesura y que el amigo más noble es un buen corazón. Héroe es el que está agradecido de lo que tiene, pero que sueña con todo lo que puede llegar a obtener. Héroe es el que cree en sí mismo, el que se tiene confianza, el que sabe que puede. Héroe es el que entiende que a veces la vida es dura, pero nunca tan dura como para perder el entusiasmo y la fe. Pareciera que hay héroes a los que no hay que buscar tan lejos… ¿Y para ti… quiénes son tus héroes?

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