Ilustración: Paulina Gaete
Pongámonos serios. Hablemos de verdad, mirándonos a los
ojos. Profundamente. Honestamente. Consagradamente. Transparentemente.
Dejémonos de eufemismos, de risitas nerviosas, de palabras vacías. Dejémonos de
leseras. Que la vida es muy corta y el presente ya se fue. No quiero seguir
librando esta guerra tan inútil y tan eterna entre lo que siento y lo que digo.
Entre lo que creo y lo que hago. Entre lo que parezco y lo que soy.
Acortemos esa brecha. Hagámosla tan pequeña que casi no se
note que allí hay un espacio, para la duda, para la mentira, para el dolor. Dejémonos de miradas chuecas, de palabras cojas, de caricias falsas. Dejemos de ser quienes no somos. Dejemos de ser quienes no merecemos ser.
Honremos la aventura de estar en esta vida y caminemos por sus senderos con la frente en alto, con la risa liviana, con la verdad a flor de piel. Seamos fieles a lo que somos y a lo que hemos venido a ser.
Churra, que palabras más fuertes.
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