Últimamente me ha dado por desvelarme… Nunca me había
pasado. Siempre dormí como marmota. Pero ahora he tenido que hacerme amiga de
esas noches eternas y he tenido que aprender a nadar en el vasto océano de la
oscuridad y el silencio. Y no sé por qué pero los pensamientos se escuchan tan
fuerte en esas noches. Son como niños ruidosos y desbocados, casi sin control.
Imprudentes y desesperados, se pelean por salir y me llenan la cabeza de imágenes,
de ideas, de palabras y de personas que no veo hace tanto tiempo y a las que no
sé si alguna vez volveré a ver. Ahora comprendo que el cansancio diurno de los
insomnes no es por falta de sueño, sino más bien por exceso de pensamientos.
Y aquí está lo que escribí una de esas noches, completamente
poseída por la urgencia de parir de una buena vez las ideas que pujaban por
nacer. En este caso fueron trillizas. Y las bauticé como “Las Tres Ilusiones”.
Este fue el parto:
He entendido un secreto, el secreto del tiempo. El tiempo no
existe. Es un espejismo. Como todo en este plano. Y si el tiempo no existe,
entonces todo lo que tenemos sucede ahora. En un eterno presente. El pasado y
el futuro son la misma cosa: un solo bloque, un solo momento, una sola fisura
en el espacio. No he nacido y ya he muerto y la vida que he vivido está entera
en este instante. Toda junta, aquí encima mío. Y yo, angustiándome por la pena
que tengo, si esta pena es al mismo tiempo la alegría que voy a tener, y la
paz, y la rabia, y el silencio, y el bullicio, y el desencanto y la lluvia y el
calor y la dicha. Lo que soy hoy es lo que fui ayer y es lo que seré mañana.
La Primera Ilusión es que no hay antes ni después, todo es
ahora. Ahora soy pobre y soy millonaria. Soy feliz y soy desgraciada. Soy
prisionera y soy libertaria. Puedo y no puedo. Canto y me quedo en silencio.
Hago o sólo miro. Todo es ahora. Todo ES.
La Segunda Ilusión es la más odiosa porque me hace creer que
las cosas me pasan, me suceden y son algo frente a lo que no tengo ningún
poder. Yo escojo el ES que quiero (o que creo) que SEA. Y ese ES, es.
La Tercera Ilusión es que esto se acaba. Falso. Nada
termina. Nada comienza. Todo es eterno. Sin principio, sin final, simplemente
eterno.
Sabiendo esto, todo cambia.
Y yo soy lo que SOY y lo que quiero ser.
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