No es
necesario entender todo de inmediato. A veces es bueno seguir avanzando a pesar
de las interrogantes y aunque no estemos seguros de por qué hacemos lo que
hacemos o de por qué nos sucede lo que nos sucede. Las cosas no siempre tienen
una explicación instantánea. En ocasiones a la vida le gusta jugar al misterio
y se guarda para más adelante las razones de por qué las cosas son como son.
Como en
esos dibujos en los que hay que conectar los puntos. Sólo en la medida en que
los vas conectando vas entendiendo de qué se trata la imagen completa. No
antes, porque al unir un punto con otro, sólo trazas una línea recta y esa
línea recta nunca es suficiente para explicar el dibujo en su totalidad. Por
eso, más importante que obsesionarse por entender, hay que simplemente trazar
la línea, o sea, vivir lo que hay que vivir. Ese proceso no es más que un acto
de fe que tiene relación con la capacidad de confiar en nuestra intuición y, de
alguna forma, tiene que ver también con esa manoseada frase que todos hemos
pronunciado en más de una oportunidad: “Por algo pasan las cosas”.
El
legendario Steve Jobs, en el famoso discurso que pronunció durante la ceremonia
de graduación de la Universidad de Stanford en el año 2005, ejemplifica lo que quiero
decir, al señalar que él nunca se graduó de ninguna carrera, pues decidió
abandonar sus estudios universitarios. Relata que cuando lo hizo, tuvo tiempo
para poder tomar algunos ramos sólo por gusto. Siguiendo su instinto y
curiosidad, se inscribió en el curso de caligrafía. Allí aprendió y se fascinó
con las diferentes tipografías. En ese momento, dicho curso no presentaba
ningún valor ni aplicación práctica en su vida, sin embargo, diez años después,
cuando Jobs estaba diseñando el primer computador Macintosh, todo encajó. Ése
fue el primer computador que incorporaba una amplia variedad de hermosas
tipografías… Jobs lo explica
textualmente en su alocución: “Y como Windows no hizo más que copiar el Mac, es
probable que ningún computador personal las tuviera ahora. Si nunca hubiera
decidido dejar mi carrera, no habría entrado en esa clase de caligrafía y los computadores
personales no tendrían la maravillosa tipografía que hoy poseen”.
El mensaje
de Steve Jobs agrega que “no puedes conectar los puntos hacia adelante, sólo
puedes hacerlo mirando hacia atrás. Así que hay que confiar en que los puntos
se conectarán alguna vez en el futuro. Tienes que confiar en algo, tu instinto,
el destino, la vida, el karma, lo que sea”.
Conectar
los puntos tiene que ver con dejar fluir, pero no en el sentido erróneo de dejar
pasar la vida como si fuéramos unas simples veletas a merced del oleaje y el
viento… No… Se trata de dejar fluir, guiados por nuestra intuición. Por esa voz
interna que a veces cuesta tanto escuchar pero que al final del día es el
impulso que nos hará mover el lápiz para que los puntos de nuestra vida puedan,
en algún momento, conectarse y tener, eventualmente, todo el sentido del mundo.
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