“When you know
better, you do better”. Estaba escuchando a Oprah Whinfrey, la famosa
presentadora norteamericana y cómo ella se recordaba de esas palabras que una
vez le dijo la escritora Maya Angelou… “When you know better, you do better”…
Algo así como “Mientras mejor sabes, mejor haces”. Me impactó, porque la ley de
la vida es esa: cuando somos más jóvenes pensamos cosas, hacemos cosas y
decimos cosas que a veces con el tiempo se nos desdibujan y se vuelven tan
absurdas que a uno no le queda más que darse cabezazos en la pared y
preguntarse con la cara ardiendo en vergüenza y arrepentimiento… “¡¿Cómo fui tan
tonta!?” “¿Cómo pude decirle eso?”, “¿Por qué hice algo tan estúpido?” “¿Cómo no
me di cuenta?”.
Y entonces, pueden pasar semanas, meses, e incluso años sintiendo
el tortuoso martilleo del fastidioso Pepe Grillo que todos tenemos dentro murmurando
palabras condenatorias y apuntándonos con su largo dedo acusador. Y en cierta
forma nos volvemos prisioneros de
nosotros mismos, de nuestra severidad, de nuestra rigidez y de nuestra ab-so-lu-ta-men-te
nula autocompasión.
Hiciste lo mejor que pudiste con lo que tenías, con lo que
sabías, con lo que creías. Punto. No te juzgues duro… compréndete y –aunque suene
raro- empatiza contigo. No te condenes, amnistíate. No te angusties, agradécete.
Porque aunque hoy pienses que lo sucedido
en el pasado fue un error… no lo fue. Para nada. En verdad, fue perfecto y fue simplemente…
lo que tenía que ser.
Cada uno de nosotros está dando su mejor batalla… Me encanta
esa frase, porque cada vez que la digo me siento un poco más suelta de mis
propias cadenas y más liviana de mis propios lastres. En verdad, confieso que
he pecado… que he cometido varios errores… bueno, muuuchos errores... pero mirarlos
desde esta nueva perspectiva me hace valorar su existencia… Y liberarme. Por
fin liberarme (Imaginen que en esta parte del relato comienza a sonar la
canción Freedom de George Michael, pero la parte del coro...)
El gran regalo de todo esto, es que en la medida en que me
voy liberando y que me voy perdonando… solito el corazón empieza a liberar y a perdonar
a aquellos con quienes teníamos cuentas pendientes, aquellos que también
hicieron lo mejor que podían con lo que tenían, con lo que sabían y con lo que
creían.
La gran Oprah termina diciendo: “No tienes que ser un rehén de la
persona que eras o de las cosas que hacías… Porque… ¿Quién ha vivido sin
cometer errores?”... Y finalmente agrega
que “no debes juzgarte por ser la persona que fuiste, sino por ser la persona
que estás tratando de ser…”
Si quieren ver el testimonio de Oprah Winphrey, sigan este
enlace: Oprah Winfrey's
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