Quizá hayan
escuchado hablar de Roger Bannister. Bueno, este personaje fue un conocido
atleta inglés, que en 1954 se hizo famoso por convertirse en el primer ser
humano en correr una milla (1,6 km aproximadamente) en menos de 4 minutos.
Hasta dicha fecha, tal hazaña era impensada, ya que la “verdad” instalada en el colectivo señalaba que era
imposible que el cuerpo humano recorriera semejante distancia en un lapso
inferior a 4 minutos. Varios lo habían intentado, pero habían fracasado,
reforzando así la creencia popular. “Superar esa marca implicaría que el cuerpo
humano colapsaría por la presión”, decían unos; “No es que sea peligroso
hacerlo… es simplemente inviable”, afirmaban otros.
Pero como
la vida es sabia, de tanto en tanto se encarga de mostrarnos que las cosas son
imposibles sólo hasta que alguien las hace posibles. Es lo que sucedió con
Roger Bannister, que a sus 25 años, el 6 de mayo de 1954, recorrió 1 milla en
03:59:4. Pero lo más increíble de todo, no es el hecho de que este connotado
atleta haya logrado romper esa barrera, sino que una vez que probó que correr
una milla en menos de 4 minutos era posible, muchos comenzaron a ser capaces de
realizar la misma hazaña. De hecho, el récord impuesto por Bannister duró
apenas 6 semanas, hasta que otro atleta corrió la misma distancia en 03:58.0. Desde
entonces, el récord se ha roto 18 veces, siendo la actual marca de 03:43:13,
¡17 segundos menos que 4 minutos!
Cuando uno
deja de creer que algo es imposible, se convierte en posible. Las aparentes
barreras de nuestra vida, muchas veces están afirmadas sólo en paradigmas
mentales. Cuando logramos cuestionar dichos paradigmas, los debilitamos. Ese
debilitamiento abre una fisura a través de la cual podemos superar las
limitaciones y cambiar completamente nuestra realidad. Por eso la frase “somos
lo que creemos” tiene todo el sentido
del mundo. Las creencias no son verdades absolutas… son sólo creencias. Y por
lo mismo, podemos escogerlas. Escojamos las creencias que nos potencian, no las
que nos disminuyen y nos limitan.
El logro de
Bannister fue en primera instancia una batalla personal, que luego se convirtió
en una inspiración para el resto de la humanidad. El psiquiatra y filósofo David
Hawkins, explica que “en este universo interconectado, cada progreso que
logramos en nuestro mundo privado, mejora el mundo en general para todos”. Y
eso conviene tenerlo en cuenta, sobre todo cuando estamos inmersos en una
realidad en la que todos pensamos que alguien más tiene que venir a resolvernos
la vida y a solucionarnos los problemas.
Hacer que lo imposible se convierta en
posible es primeramente un desafío personal
y es una batalla que todos deberíamos empezar por dar en nuestro mundo
particular, personal e íntimo. El resto viene por consecuencia y añadidura. La
historia de Roger Bannister (así como muchas otras) enseña que quienes hacen que
las cosas sean posibles o imposibles, somos cada uno de nosotros y que,
finalmente, la única manera de cambiar el mundo es cambiar uno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario